Plenos vacíos de consenso

Mientras la política nacional nos enseña su peor cara, los políticos en Baleares se empeñan en ampliar su diario de viaje a ninguna parte. Ayer el pleno del Ayuntamiento de Palma fue un boceto de lo que nos queda por vivir de ahora en adelante.

Los políticos de uno y otro partido lanzándose acusaciones sobre casos de corrupción, malversación, demagogia, pactos inviables, irresponsabilidad, mientras los ciudadanos presentan propuestas, lanzan peticiones de consenso y acuerdo en los que se les tenga en cuenta. De hecho, ante las airadas protestas de algunos vecinos de distintas asociaciones, Dña Aina Calvo, les ha pedido que bajasen el tono de sus manifestaciones y les ha advertido sobre la posibilidad de desalojarles del pleno.

Teniendo en cuenta que eran los únicos que aportaban ideas constructivas, mientras que los profesionales de la política se dedicaban al actual juego de “y tú más”, creo que la primera edil debería aplicar el mismo ancho de manga para todos los presentes en dicho pleno.

En el primer asunto, los regidores del hexapartito ha rechazado una propuesta popular para paralizar el actual proyecto de reforma y rehabilitación de Camp Redó hasta lograr el consenso con los vecinos afectados. Desde la asociación de vecinos de Camp Redó-Can Roig se exige poder decidir sobre su futuro, y junto a los casos del futuro eje Blanquera-Cotlliure y el nuevo centro de transeúntes de El Molinar, varias asociaciones de vecinos han llegado a pedir la dimisión de todo el equipo municipal.

Algo se estará haciendo mal cuando multitud de asociaciones piden consensuar las decisiones. Quizás es el afán por no sentirse criticados el que lleva al consistorio a no escuchar la voz de la calle, de los vecinos afectados, o el que le lleva también a apropiarse de ideas de otros y ponerlas en práctica sin el reconocimiento debido al autor de las mismas.

El coordinador de UPyD en Palma Norte, Antonio Ribas, afirmó que su proyecto “Blanquerna para todos”, registrado en el Ayuntamiento y publicado el pasado 9 de febrero, es la base de la última propuesta presentada por el Ayuntamiento días después. Es una pena, si así fuese, que las propuestas que surgen desde la calle, de manos de ciudadanos que conviven con la realidad de nuestra ciudad, y que, bien en asociaciones políticas, bien en asociaciones vecinales, dedican su tiempo y esfuerzo en mejorar las condiciones de los proyectos que se llevan a cabo, cayesen en saco roto y no obtuviesen, al menos, el estudio y consenso que se merecen.