miércoles, 7 de enero de 2009

Que Dios nos coja confesados

Hoy escuchaba en una tertulia radiofónica esos típicos mensajes que recibimos en estas fechas de gente a la cual hace meses que no vemos, pero que en vez de olvidarse de nosotros, nos regalan la vista y el intelecto con frases como "que el amor, de camino a tu casa, recoja la felicidad y la salud y te las entregue". Puestos así, lo mejor es que estas fiestas nunca terminasen.



Y eso mismo es lo que deben pensar algunas personalidades del panorama político español, tanto a nivel nacional como regional. Los grandes temas siguen pendientes, mientras nos fijamos en el entallado esmoquin a lo Gaultier de la Ministra de Defensa. Los españoles somos los principales culpables de nuestra clase política. Y eso lo digo porque está muy de moda echar balones fuera y quejarse de que la politica está hecha unos zorros, y que todos son el mismo perro con distinto collar. A la hora de asumir las culpas nadie se encuentra dispuesto.



Sé que es mucho pedir que cada español se lea los planteamientos y programas electorales de cada uno de los diferentes partidos que se presenten a unas elecciones (eso sería más bien utópico) pero al menos deberíamos echar mano del sentido común y dotar a nuestra elección de ciertas bases sólidas. Por ejemplo; sigue habiendo gente que vota al partido de Felipe González, o al de Aznar, o que votaría al PSO(¿E?) con tal que no ganen los fachas del PP, y gente a su vez que votaría al PP con tal que no ganen los progres del PSO(¿E?). La idea es hacer gansadas, sea cual sea el objetivo de éstas.



Y mientras tanto, nos bañamos cada mañana en miles de noticias que aprietan cada vez más la soga a nuestro cuello: hipotecas blindadas, consumo inerte, gastos crecientes, aumento de tarifas, disminución de poder adquisitivo... La lista es enorme, y a su vez fácilmente resumible: ciasco. Y los culpables somos tu y yo, tus vecinos y los mios, aquellas personas que nos cruzamos en el super y los que van a ver la misma película que nosotros. Los 46 millones de españoles se componen de eso, de pequeños millones de grupos de 2, y de 3 y de 5. Esos pequeños grupos que terminan una conversación de política diciendo: "yo voto a IU-ERC-EV porque me preocupo por la naturaleza" o "yo voto a ZP porque Rajoy es un carca" o quizás peor aún "yo no voto a UPyD porque no van a sacar nada". ¿Qué hay de los programas políticos, de las ponencias en el Congreso?.



Así pues, no podemos pretender que nuestra clase política sea ejemplar, cuando los que tenemos el derecho y el deber de elegirles lo hacemos como cuando hacíamos equipos en el colegio para la clase de gimnasia: Tu porque eres mi amigo, tu porque eres la chica que me gustas y te pasaré el balón todas las veces que haga falta hasta que metas gol. Así nos iba después: perdíamos 10-0 y aún decíamos que habíamos jugado mejor.



Quizás algún día todos sepamos elegir, al menos, con criterio. Mientras tanto, que Dios nos coja confesados.