La polémica entre Plataforma per la Llengua y Air Berlin me parece el episodio más humorístico en el que estos personajes se han visto involucrados. Pase que reinventen la historia para basar en ella sus políticas lingüísticas, pase que para ello gasten millones de euros en campañas a favor del uso de la lengua catalana, pase que con esas campañas busquen la minusvaloración de la otra lengua oficial de las islas…
Pero de ahí a intentar entrar en la forma que cada empresa privada tiene de comunicarse con sus clientes, hay un abismo. Y es que resulta que no se les había ocurrido otra cosa que intentar convencer al señor Joachim Hunold de que sus empleados debía usar el catalán con sus pasajeros en los vuelos que tuvieran origen y destino en las islas y en el resto de territorios de habla catalana.
El señor Hunold, harto ya como muchos otros de las tonterías lingüísticas, y promotor en gran medida del actual éxito de las islas como destino preferido por los turistas germanos, se ha destapado a favor del sentido común, y en contra de todas aquellas medidas que no favorecen en nada a ninguno de los implicados.
Ahora resulta que los miembros de Plataforma per la llengua están indignados con dichas declaraciones, porque las han tildado de maltrato, injurias y rozando la xenofobia. Por ello, van a facilitar la posibilidad a través de su página web de buscar alternativas para hacer los mismos trayectos sin usar los servicios de Air Berlin. Y yo me pregunto: ¿Alguien dejará de volar con esta compañía por esta razón? ¿De verdad cree Plataforma per la llengua que un pueblo que se ha sacado los cuernos por conseguir descuentos de residente, que esta llorando por una bajada de los precios de los trayectos interislas, y que prefiere que no le den de comer en vuelo para conseguir que el precio del billete básico sea más barato, va a pagar más, o dar marcha atrás por el simple hecho que la señorita azafata le diga “Abróchense los cinturones”?
Me niego a rebajar el nivel de inteligencia de la ciudadanía de las islas a tal irrealidad. Espero, solo, y deseo, que Air Berlin sea la primera de otras muchas empresas que se revelen contra el adoctrinamiento, y que no permitan que intereses partidistas y muy focalizados en asociaciones y plataformas como la nombrada, intenten intervenir en sus políticas comerciales, y menos en temas de libertad lingüística.
4 comentarios:
Efectivamente, aquí lo que se está ventilando es una cuestión de libertad y, por tanto, la actitud de Hunold y Middelmann es de rebeldía. Y si hay rebeldía suele ser porque hay tiranía... Estamos hasta las narices de que una gente que ha sustituido su formación por un buen paquete de prejuicios nos diga qué es lo que tenemos que pensar, en qué idioma tenemos que hablar y cómo nos tenemos que relacionar con los clientes, con la administración, con los colegas del recreo... ¿Es la Unión Soviética, esto, o qué?
¡Menudo espectáculo que estamos dando los españoles en Europa y en el Mundo, con las nuevas taifas!
Tengo entendido que esto ha llegado también a otras compañías aereas de las islas
Buenos días,
Al parecer ya hay denuncia por pate de Air Berlin en la UE por este tema. Espero que las cosas se aclaren y que gestos como este del señor Puig no vuelvan a repetirse.
Mientras tanto, deciros que no es algo aislado, y que lo han intentado, de una u otra forma, con más empresas que trabajan en Baleares aunque sea con clientes externos.
Saludos,
Jose Luis
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