El concepto de transfuguismo, entre sus muchas acepciones, denomina en política al que, habiendo formado parte de un partido, sale de él con intención de mantener o mejorar su cuota de poder, viéndose así beneficiado en sus intereses personales.
Ya me parece triste que exista el concepto que denomine algo tan ruin, pues si en política debería ser característica usual la búsqueda del bien común, no es comprensible que siga habiendo personas que se saltan esa máxima para encontrar los entresijos de un sistema que permite llegar a todos, sobretodo a los que dejan los escrúpulos por el camino.
Llevo días intentando suavizar mi opinión sobre lo que escribo, intentando que el tiempo, que dicen lo cura todo, de un tono más sutil a mi parecer acerca de algunas cosas acaecidas días atrás. No sé si es algo particular, o soy parte de un gran grupo, pero lo cierto es que estoy siendo tentado (el intento existe, aún sin resultado) por el nuevo partido resurgido de los escombros (que no de las cenizas) de la democracia Balear. Tentado por los que hasta hace poco defendían otro tipo de ideas, abanderando a otros partidos, y que a poco que les han mostrado una vía de ascenso, se han despojado de escrúpulos, de tacto, de sutileza, y han desmontado sus ideales para guardarlos allí donde un día tuvieron la vergüenza.
Me asombra la rapidez con la que cambia el discurso de algunos, la velocidad con la que pasan del amor al odio, previo paso por el desfiladero de un Congreso interno en el que los afiliados les dejan claro que no son los representantes que ellos quieren. Es un proceso doloroso, ya lo creo, para los que vestidos en sus trajes de tolerantes, son derrotados por esa Democracia que ellos dicen defender. Lo curioso es que poco tiempo después, la desafían para buscar un lugar en el que sea su democracia la que prime, la que se valore, la que subsista.
Lo dicho: interesante tentación la de las siglas, históricas, pero no la de los personajes que me las venden. Flaco favor se le va a hacer al nombre de todos aquellos que trabajaron desde ese partido para la formación de lo que hasta hace poco éramos como país, y flaco favor a los futuros votantes, que engañados por unas fotos de personajes queridos, a los que nadie puede preguntar ahora si están de acuerdo con la refundación, den su confianza a según qué políticos, profesionales de nada, pero dispuestos a ser juez y parte en cualquier lugar donde asomar la cabeza y salir en la foto.
De todo hay en política, y cada día me doy más cuenta de lo preparado que se debe estar para poder defender tus ideas sin caer en las tentaciones banales de las que muchos quedan presos. De momento, y gracias a Dios, o a mis padres, no me vendo por una foto, ni por una silla, y mucho menos renunciando para ello a lo que pienso.
Espero que quien deba darse por enterado, lo haga. Si no, puedo intentar aclararlo “aún más”.
7 comentarios:
Pues no se, pero sólo te falta poner nombres y apellidos esperemos que el interesado se de por aludido
Excelente entrada. Yo no habría podido explicarlo mejor. Y los nombres sobran.
Un saludo
gabi, te has afiliado ya?
Daniel, muchas gracias por el comentario: estoy un poco apartado de la primera línea, pero lo de esta gente no tiene nombre, no? Bueno, en realidad si lo tiene.
Sólo desearos a los que estáis al pié del cañón muchas dosis de paciencia, y algo de comprensión... ya me entiendes.
José Luis, estupendo post. Yo no escribo sobre este tema porque no sabría hacerlo con tanta sutileza... En fin, el tiempo va poniendo a cada uno en su sitio.
Lo único que me fastidia de verdad es algo que tú denuncias: el uso de la imagen de alguien que no podrá defenderse de la manipulación. Éstos son sus argumentos, y los retratan perfectamente...
Un abrazo.
Muchas gracias, Juan Luis, y muchos ánimos, para ti y para tu familia.
A veces nos olvidamos de lo duro que es estar a la cabeza de u proyecto, y lo fácil que es para algunos sacar la crítica fácil y el insulto. Espero que mantengáis la dedicación y valentía que venís demostrando. En cuanto recupere mi tiempo, intentaré estar más disponible.
En su filiación política están los aludidos.
Comparto su análisis. Añadiría que las ambiciones personales no tienen nada de malo, siempre que se tenga la inteligencia como para aliarse e integrarse con quienes trabajan, construyen y aportan, en la línea de un partido. Lo contrario es propio de "cesarillos" sin talento. Se trate de pseudointelectuales que sólo se lucen a costa de criticar a los que reman, o de personas limitadas que se alimentan de la maledicencia que generan, los daños que producen son parecidos.
Saludos.
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