Ayer, mientras veía la foto de familia de los gobiernos de España y Alemania junto a los representantes sindicales y patronales, no pude evitar cierta envidia por aquellos vecinos germanos, que disfrutan de una madurez democrática de la que estamos muy lejos.
Pero claro, opiniones como las de los dirigentes sindicales, indicando que España tiene poco que aprender de otros países, nos demuestran que nuestras ansias de cambio son nulas, y que el pasotismo ante los sistemas anclados en el pasado es cada vez mayor.
Una de las diferencias más importantes entre Alemania y España, y que ayer quedó en evidencia, es la politización de los sindicatos: España destina grandes partidas presupuestarias a la financiación de unos sindicatos que, de otra forma, no podrían sustentarse con las cuotas de sus afiliados, quizás por la poca representatividad de los mismos. Alemania, entre tanto, dispone de sindicatos autofinanciados, de tal forma que son objetivos y pueden tomar decisiones sin miedo a que eso desestabilice su relación con el gobierno alemán.
Esa libertad de actuación, tan envidiable, convierte a los sindicatos alemanes en un factor negociador muy importante, en cuanto a políticas de empleo, a convenios, sistemas de compensación social, etc., mientras que nuestros sindicatos deambulan por los pasillos de la Moncloa buscando la foto que les haga el menor perjuicio posible a su imagen, jugando al ratón y al gato, pero sin darse caza, guardando siempre las apariencias.
Por otra parte, el modelo de estado alemán les ha dotado de una estabilidad suficiente, que sumada a la representatividad de todos sus miembros, ha convertido a Alemania en un gigante que camina en la misma dirección, y con los objetivos globales muy claros. En cambio, en España, los 17 intereses regionalistas, en continuo choque con los estatales, han convertido a nuestro sistema en una fábrica de incongruencias que debilitan una política gubernamental que hace tiempo que dejó de ser común, y con ello representativa.
Aviso a la población: El simulacro de bonanza económica ha terminado. Los parados ya pueden volver a repoblar los parques, las colas del paro pueden volver a dar la vuelta a la manzana, y los políticos pueden volver a … a hacer lo que sea que hagan ellos normalmente.
Pero claro, opiniones como las de los dirigentes sindicales, indicando que España tiene poco que aprender de otros países, nos demuestran que nuestras ansias de cambio son nulas, y que el pasotismo ante los sistemas anclados en el pasado es cada vez mayor.
Una de las diferencias más importantes entre Alemania y España, y que ayer quedó en evidencia, es la politización de los sindicatos: España destina grandes partidas presupuestarias a la financiación de unos sindicatos que, de otra forma, no podrían sustentarse con las cuotas de sus afiliados, quizás por la poca representatividad de los mismos. Alemania, entre tanto, dispone de sindicatos autofinanciados, de tal forma que son objetivos y pueden tomar decisiones sin miedo a que eso desestabilice su relación con el gobierno alemán.
Esa libertad de actuación, tan envidiable, convierte a los sindicatos alemanes en un factor negociador muy importante, en cuanto a políticas de empleo, a convenios, sistemas de compensación social, etc., mientras que nuestros sindicatos deambulan por los pasillos de la Moncloa buscando la foto que les haga el menor perjuicio posible a su imagen, jugando al ratón y al gato, pero sin darse caza, guardando siempre las apariencias.
Por otra parte, el modelo de estado alemán les ha dotado de una estabilidad suficiente, que sumada a la representatividad de todos sus miembros, ha convertido a Alemania en un gigante que camina en la misma dirección, y con los objetivos globales muy claros. En cambio, en España, los 17 intereses regionalistas, en continuo choque con los estatales, han convertido a nuestro sistema en una fábrica de incongruencias que debilitan una política gubernamental que hace tiempo que dejó de ser común, y con ello representativa.
Aviso a la población: El simulacro de bonanza económica ha terminado. Los parados ya pueden volver a repoblar los parques, las colas del paro pueden volver a dar la vuelta a la manzana, y los políticos pueden volver a … a hacer lo que sea que hagan ellos normalmente.
2 comentarios:
Efectivamente José Luis, sería deseable 'fracasar' como Merkel y en general como los alemanes. Lo que declaró el sindicalista alemán, que solo he visto en internet, me avergnzó como español. Pero a TxoMdezZP se la s...
Un saludo
sabes? hay cosas en los sindicatos españoles que yo no conseguiré entender nunca, pero tenemos las instituciones que queremos, no? al menos entiendo que la mayoria esta conforme, cuanto menos.
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