Esto es lo que debe haber pensado Zapatero cuando el señor Mas ha acudido a la Moncloa a solicitarle un aumento en la capacidad de endeudamiento para Cataluña. Mas vino a tomarse un café y a jugarse una partida, y se trajo de casa su propio tablero.
Zapatero, por su parte, he tenido que adaptarse a las normas de juego impuestas por el President de la Generalitat, ha tenido que aceptar que las exigencias superasen con creces lo que él estaba dispuesto a dar, para acabar al final la partida, cuándo y cómo el señor Más quiso. De allí salieron todos contentos: Por una parte, el señor Mas volvía a Cataluña con soluciones a sus problemas de financiación, y el señor Zapatero mantenía sus apoyos en el Congreso, que le aseguran un final de trayecto bastante más tranquilo.
El problema llega cuando el resto de Comunidades Autónomas se enteran de la noticia, las reglas impuestas por Mas dejan de ser válidas, al menos para quienes se ven agraviados por los resultados de la reunión. Más es el dueño del tablero, y se ha propuesto una independencia financiada, con un único vínculo con el Estado, que es su apoyo parlamentario al presidente que le financia. Dicho así, hasta a mi me suena a trama burlesca.
El resto de presidentes autonómicos han saltado de sus sillones presidenciales para pedir explicaciones, los que hicieron bien las cuentas y los que no, los del PSOE y los del PP. Y mientras tanto, la señora Merkel dándose cabezazos contra la pared, como quien ve fracasar de nuevo a su peor alumno. Menos mal que las penas, con jamón de jabugo y vino español, son más llevaderas.
Zapatero, por su parte, he tenido que adaptarse a las normas de juego impuestas por el President de la Generalitat, ha tenido que aceptar que las exigencias superasen con creces lo que él estaba dispuesto a dar, para acabar al final la partida, cuándo y cómo el señor Más quiso. De allí salieron todos contentos: Por una parte, el señor Mas volvía a Cataluña con soluciones a sus problemas de financiación, y el señor Zapatero mantenía sus apoyos en el Congreso, que le aseguran un final de trayecto bastante más tranquilo.
El problema llega cuando el resto de Comunidades Autónomas se enteran de la noticia, las reglas impuestas por Mas dejan de ser válidas, al menos para quienes se ven agraviados por los resultados de la reunión. Más es el dueño del tablero, y se ha propuesto una independencia financiada, con un único vínculo con el Estado, que es su apoyo parlamentario al presidente que le financia. Dicho así, hasta a mi me suena a trama burlesca.
El resto de presidentes autonómicos han saltado de sus sillones presidenciales para pedir explicaciones, los que hicieron bien las cuentas y los que no, los del PSOE y los del PP. Y mientras tanto, la señora Merkel dándose cabezazos contra la pared, como quien ve fracasar de nuevo a su peor alumno. Menos mal que las penas, con jamón de jabugo y vino español, son más llevaderas.
1 comentario:
aceptamos cualquier cosa, ese es el problema.
Publicar un comentario