Tras el gran papel cómico de los políticos minimalistas catalanes que, haciendo uso de su derecho constitucional a hacer el ridículo, salieron a la calle a promover las consultas independentistas, días después han votado en contra del mismo fin en el Parlamento catalán. Algunos hablan de disparidad de opiniones, otros de retrato de la realidad del independentismo de CIU y compañía.
En mi opinión, una gran parte de los políticos catalanes, se visten de independentistas un par de veces al año, como el que se disfraza el día de carnaval, o participa en las batallas de los moros y los cristianos. El discurso independentista está de moda, agita a una parte de la sociedad, que aún siendo mínima (basando mi afirmación en la participación en la última consulta realizada) se moviliza de forma ordenada y notoria. Será, quizás, que están muy bien financiados, subvencionados, y que cuentan con el apoyo de ciertas entidades muy interesadas en este tira y afloja identitario.
Eso si, cuando hay que retratarse ante el Parlamento catalán, se esconden tras la abstención, para no herir las sensibilidades de ninguna de las partes. Se quedan a medio camino entre sus sentimientos y sus intereses, mientras los ciudadanos que les han votado miran anestesiados, sin sentirse engañados, aprobando por omisión el continuo estado de engaño al que son sometidos.
En una comunidad en la que se han prohibido los espectáculos taurinos con tradición española, y se han blindado los que tienen raíz catalana, deberían también conservar a este tipo de político que tiene varias morales distintas, que usa a su antojo según la ocasión, y que lleva en su equipaje varios disfraces, y que es capaz que usar su coche oficial como cabina a lo Superman, y acudir a un acto vestido de radical independentista, y al poco tiempo aparecer vestido de conciliador.
Los catalanes tienen los políticos que se merecen, y sólo ellos deben darse cuenta de la casta que eligen como representantes de sus intereses, sean los que sean. Cataluña se merece otros políticos, pero quizás también se merece más implicación política de sus ciudadanos. Es hora de que los inconformistas tomen cartas en el asunto. Los conformistas, que disfruten del espectáculo que ellos mismos financian. Para gustos, colores, para pasiones, la catalana.
miércoles, 13 de abril de 2011
martes, 5 de abril de 2011
No podréis decir que no os lo advertimos
Nadie podrá decir hoy, cuando vea las caras ilusionadas de los que acudieron ayer al acto de presentación de candidatos de UPyD en Baleares, que no se lo habíamos advertido. Nadie podrá reprocharnos hoy su ausencia en uno de los actos más importantes de la política balear, porque el partido abrió sus puertas a todos aquellos que quisieron acercarse a compartir con nosotros ese momento tan significativo.
Ayer UPyD en Baleares tomó la alternativa, a lo grande, de manos de la pequeña gran mujer que es Rosa Díez, cargados de razones, de lógica, de ideas y de un programa prometedor que destaca entre los demás por su sencillez, su viabilidad, y su cercanía a las ideas de la mayoría de los ciudadanos. Cualquier idea que crea básica para nuestras instituciones en esta próxima legislatura se encontrará, con total seguridad, reflejada en el programa de UPyD en Baleares.
El auditórium se llenó de personas que no se conforman con el actual estado de putrefacción de nuestra política balear, ciudadanos que hacen uso de sus derechos de información, que se preocupan de hacer de su voto una herramienta democrática, quizás la más importante que tienen al alcance de su mano. “Nadie debería ir a votar con la nariz tapada”, dijo Rosa Díez, y en Baleares, esa máxima debería apartar a la mayoría de los partidos actuales a la más absoluta derrota electoral: partidos llenos de corrupción, partidos nacidos únicamente para gestionar dicha corrupción, submarcas de marcas nacionales que nada tienen que ver con éstas, y personajes que se mueven entre los consejos de los partidos sin importarles ni el programa ni la ideología, sino únicamente la altura del sillón que le ofrezcan.
UpyD en Baleares dio ayer una lección de Política (en mayúsculas), hecha con un lenguaje cercano, porque nace de los mismos ciudadanos que, hartos de esperar soluciones desde el sofá de casa, se han arremangado y se han unido entre ellos para buscar soluciones, exponerlas ante quienes quieran escucharles, y buscar el apoyo de los que piensen como ellos. Tiemblan, pues, los cimientos de los grandes partidos, más preocupados en descalificar a sus adversarios que en buscar soluciones a los problemas que ellos mismos nos han creado. No podrán decir que no les avisamos.
El acto de ayer ya pasó, y los que no fueron seguramente observen, con envidia, la ilusión en las caras de los que sí asistimos. Pero tengo una buena noticia: es el primero de muchos, y todavía están a tiempo de subirse a esta Marea Magenta que nos lleva rumbo a la regeneración democrática. No dejes pasar más oportunidades, y únete.
Ayer UPyD en Baleares tomó la alternativa, a lo grande, de manos de la pequeña gran mujer que es Rosa Díez, cargados de razones, de lógica, de ideas y de un programa prometedor que destaca entre los demás por su sencillez, su viabilidad, y su cercanía a las ideas de la mayoría de los ciudadanos. Cualquier idea que crea básica para nuestras instituciones en esta próxima legislatura se encontrará, con total seguridad, reflejada en el programa de UPyD en Baleares.
El auditórium se llenó de personas que no se conforman con el actual estado de putrefacción de nuestra política balear, ciudadanos que hacen uso de sus derechos de información, que se preocupan de hacer de su voto una herramienta democrática, quizás la más importante que tienen al alcance de su mano. “Nadie debería ir a votar con la nariz tapada”, dijo Rosa Díez, y en Baleares, esa máxima debería apartar a la mayoría de los partidos actuales a la más absoluta derrota electoral: partidos llenos de corrupción, partidos nacidos únicamente para gestionar dicha corrupción, submarcas de marcas nacionales que nada tienen que ver con éstas, y personajes que se mueven entre los consejos de los partidos sin importarles ni el programa ni la ideología, sino únicamente la altura del sillón que le ofrezcan.
UpyD en Baleares dio ayer una lección de Política (en mayúsculas), hecha con un lenguaje cercano, porque nace de los mismos ciudadanos que, hartos de esperar soluciones desde el sofá de casa, se han arremangado y se han unido entre ellos para buscar soluciones, exponerlas ante quienes quieran escucharles, y buscar el apoyo de los que piensen como ellos. Tiemblan, pues, los cimientos de los grandes partidos, más preocupados en descalificar a sus adversarios que en buscar soluciones a los problemas que ellos mismos nos han creado. No podrán decir que no les avisamos.
El acto de ayer ya pasó, y los que no fueron seguramente observen, con envidia, la ilusión en las caras de los que sí asistimos. Pero tengo una buena noticia: es el primero de muchos, y todavía están a tiempo de subirse a esta Marea Magenta que nos lleva rumbo a la regeneración democrática. No dejes pasar más oportunidades, y únete.
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