martes, 7 de julio de 2009

Cable a tierra

Si hacemos caso a las noticias surgidas estos últimos días en relación a los acontecimientos en el seno de UPyD, cualquiera podría pensar que se ha iniciado el descenso de esta formación y de su progresión de crecimiento. Tanto es así que hay quien habla de que ha saltado por los aires el partido que presumía de ser una tercera vía para los desencantados del PP y del PSOE.

Todo tiene que ver con el abandono político de Mikel Buesa, quien posiblemente preso de un estado de tensión con la coordinadora del partido en Madrid, ha lamentado algunas actuaciones y la falta de apoyo recibido. Parece ser que se va para no volver, como algunos otros que también se fueron dejando un rastro de acusaciones poco objetivo. Y es que no debemos olvidarnos de recordar, o de olvidar, según se quiera.

Hace ya varios meses, UPyD ha empezado a ser un caramelo para todos aquellos que hacen de su persona referente de sus ideas, que descuidan los valores en su ascenso a las cimas, y una vez allí reclaman lo que no han sido capaces de ofrecer en su camino. Mikel Buesa fue uno de los primeros integrantes con cierto peso político de esta formación, y no tuvo inconveniente en hacer servir esa condición para formar parte de cuantos puestos de relevancia se le ofrecieron. Y así fue hasta que ha tenido una discrepancia, o un par de ellas, con los que hasta ahora eran sus compañeros de escalada.

Resulta extraño ver como esa vía alternativa que se está formando se nutre en su mayor parte de descontentos que, a su vez, han visto frenada su subida, o descuidados sus feudos cuando han necesitado de un mayor apoyo. Todos los que hemos formado, o formamos parte de esta formación, hemos comprobado desde sus inicios como ha habido personas que se han desvinculado, algunos de ellos por incompatibilidad de ideas, por algunas diferencias insalvables o porque la evolución no ha sido la esperada, y dentro de los límites de lo razonable, siempre se han admitido críticas y se han permitido las discrepancias. El problema está en que la crítica venga acompañada de artimañas y malas artes, y en la búsqueda de la publicidad sobre cada uno de los hechos que tienen lugar en torno a dicha disgregación.

Por eso, y aun sin conocer a fondo las razones que impulsan a estas personas a desvincularse de las ideas genéricas del partido, creo que las formas les hacen perder la razón, y que el sentido último de una formación como esta era devolverle al ciudadano el poder democrático que otras formaciones no le permitían sustentar. Todo aquello que un día fue idea, ahora es realidad, y puede seguir siéndolo tanto tiempo como queramos todos, tanto como consigamos mantener el clima de consenso que dio lugar a lo que hoy es una fuerza política emergente.

Intentemos entre todos no olvidar lo que nos ha unido, y dejar a un lado las diferencias, tanto de formas como de pensamiento. Tenemos un congreso en breve donde todos podremos hacer valer nuestra opinión. No lo hagamos fuera, como otros partidos, porque igual que ellos podemos contagiarnos del virus del poder, y de su locura.

Ánimo a los que se quedan, y suerte a los que emprenden un camino distinto, espero que al final la meta sea la misma, y podamos saludarnos de nuevo al conseguirla.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí tienes, José Luis, los motivos según los explica el propio Mikel Buesa. http://mikelbuesa.wordpress.com/

Anónimo dijo...

Yo no doy crédito a UPyD. Para mí es como cualquier otro partido, acabará en la corrupción y haciendo más de una tontería o barbaridad. Igual que TODOS LOS OTROS.
Yo seguiré apoyando a UPyD mientras luche por los derechos de los castellanohablantes y por la unidad de España. Y hago esto porque el resto de los partidos ya me han tocado los cataplines con estos temas.
Huelo que no soy el único de esta opinión.