¿Todavía habrá alguien en Baleares que no vea necesaria una regeneración democrática en nuestras instituciones, y el cambio radical en las personas que nos representan? Este verano se han ido intercalando las noticias que minaban la moral del sector turístico con las que nos dejaban al descubierto ante el resto del mundo con la peor de nuestras caras: la corrupción.
Todo aquel que ha vivido cerca de un partido político, de su organización, de sus bases, ha sentido en cierto momento que el clientelismo y las cadenas de favores hacen de ellos aparatos engrasados para que todo sea como debe ser, y salga como esta previsto. De ahí que muchos en estos últimos años se hayan acomodado y no se hayan molestado tan siquiera en disimular ante los ciudadanos.
Pero últimamente las noticias no dejan de ser sorprendentes, y si no basta mirar los titulares de los periódicos de hoy: “Rodrigo de Santos: 'El dinero era para droga, no soy adicto al sexo'”, “El portavoz de UM en Calvià atropella a una anciana y da 0,6 en el test de alcoholemia”, “El fiscal admite que Munar intervino pero sigue sin incriminarla (Can Domenge)”…
Lo de Rodrigo de Santos es ya un clásico en estos últimos años, de juzgador a juzgado, de moralmente impecable a pecador amoral, pero es un tema demasiado insulso a estas alturas. En cuanto a miss Munar, nada que decir, y todo por hacer. ¿Habrá alguien dispuesto a imputarla por algo? A veces los rumores, ciertos o no, hacen más daño que una imputación, de la que sales culpable o inocente, pero sin ese halo de duda que le queda al que baila en la frontera de lo imputable y lo no imputable.
Lo que me llama más la atención es el caso del señor Cañellas, conocido anteriormente por las grandes cifras pagadas por la señora Munar a su mujer en concepto de consultoría y asistencia relativa a la redacción y dinamización del programa de voluntarios medioambientales, o por levantar la prohibición realizada 8 meses antes para que el líder de su partido pudiese construir un chalet ilegal en Andratx, con licencia de establo (el señor Bestard metió a un caballo en casa para corroborar la coartada…).
Dicen que de todo se sale, y cuando eres político, esa máxima se cumple en un porcentaje mayor que en el resto de ciudadanos, pero lo de atropellar ancianitas con una tasa de alcohol de 0,6 va a ponérselo muy difícil al departamento creativo del señor Cañellas. Va a tener que poner toda su inventiva en funcionamiento para destilar una buena excusa.
Todo aquel que ha vivido cerca de un partido político, de su organización, de sus bases, ha sentido en cierto momento que el clientelismo y las cadenas de favores hacen de ellos aparatos engrasados para que todo sea como debe ser, y salga como esta previsto. De ahí que muchos en estos últimos años se hayan acomodado y no se hayan molestado tan siquiera en disimular ante los ciudadanos.
Pero últimamente las noticias no dejan de ser sorprendentes, y si no basta mirar los titulares de los periódicos de hoy: “Rodrigo de Santos: 'El dinero era para droga, no soy adicto al sexo'”, “El portavoz de UM en Calvià atropella a una anciana y da 0,6 en el test de alcoholemia”, “El fiscal admite que Munar intervino pero sigue sin incriminarla (Can Domenge)”…
Lo de Rodrigo de Santos es ya un clásico en estos últimos años, de juzgador a juzgado, de moralmente impecable a pecador amoral, pero es un tema demasiado insulso a estas alturas. En cuanto a miss Munar, nada que decir, y todo por hacer. ¿Habrá alguien dispuesto a imputarla por algo? A veces los rumores, ciertos o no, hacen más daño que una imputación, de la que sales culpable o inocente, pero sin ese halo de duda que le queda al que baila en la frontera de lo imputable y lo no imputable.
Lo que me llama más la atención es el caso del señor Cañellas, conocido anteriormente por las grandes cifras pagadas por la señora Munar a su mujer en concepto de consultoría y asistencia relativa a la redacción y dinamización del programa de voluntarios medioambientales, o por levantar la prohibición realizada 8 meses antes para que el líder de su partido pudiese construir un chalet ilegal en Andratx, con licencia de establo (el señor Bestard metió a un caballo en casa para corroborar la coartada…).
Dicen que de todo se sale, y cuando eres político, esa máxima se cumple en un porcentaje mayor que en el resto de ciudadanos, pero lo de atropellar ancianitas con una tasa de alcohol de 0,6 va a ponérselo muy difícil al departamento creativo del señor Cañellas. Va a tener que poner toda su inventiva en funcionamiento para destilar una buena excusa.