De un tiempo a esta parte, nos cansamos de escuchar en todos los medios de comunicación propuestas de los dirigentes políticos del Gobierno y de la oposición, regalándonos el oído con medidas populistas, que al fin y al cabo, terminan deshaciéndose como cortinas de humo en cuanto pasan las fechas electorales. Esto se ha convertido en una puja por el voto, más que en una presentación de programas.
En medio de esta crispación bipartidista y bipartidaria se asoman otras fuerzas políticas con intenciones diversas: las hay nacionalistas que se solapan al que lleve la sartén por el mango en cada momento, con el único interés de sacar partido de esa coalición. Y hay otras, entre las que destaca la nueva formación de Rosa Díez, UpyD, que apuestan por una forma diferente de hacer política, basándose en los grandes pactos de estado para las grandes cuestiones, y en la intransigencia en materia de nacionalismos y la recuperación de competencias a nivel nacional para regenerar el sistema democrático de nuestro país.
Está claro que los nacionalistas, sean de la índole que sean, van a estar en desacuerdo con dichas propuestas, porque forma parte de su discurso político, y quizás también de su ideología (tan válida como cualquier otra), pero si la mayoría de los españoles no somos nacionalistas, deberíamos ser capaces de, como propone UPyD, llegar a grandes pactos de Estado en los cuales sentar las bases de una nueva visión de la España del futuro.
Todas las demás propuestas, vengan del partido que vengan, y las apoye la ideología que las apoye, son secundarias si no se llega a unos acuerdos básicos entre los grandes partidos para crear un ambiente político creativo, y no separatista. Creo que el camino no pasa por dividir como antaño la sociedad en dos grandes bandos, sino en hacer de la diversidad nuestro punto de encuentro, basándonos en grandes pactos, en buenas propuestas y en la fuerza que ejercemos como nación sólida.
En medio de esta crispación bipartidista y bipartidaria se asoman otras fuerzas políticas con intenciones diversas: las hay nacionalistas que se solapan al que lleve la sartén por el mango en cada momento, con el único interés de sacar partido de esa coalición. Y hay otras, entre las que destaca la nueva formación de Rosa Díez, UpyD, que apuestan por una forma diferente de hacer política, basándose en los grandes pactos de estado para las grandes cuestiones, y en la intransigencia en materia de nacionalismos y la recuperación de competencias a nivel nacional para regenerar el sistema democrático de nuestro país.
Está claro que los nacionalistas, sean de la índole que sean, van a estar en desacuerdo con dichas propuestas, porque forma parte de su discurso político, y quizás también de su ideología (tan válida como cualquier otra), pero si la mayoría de los españoles no somos nacionalistas, deberíamos ser capaces de, como propone UPyD, llegar a grandes pactos de Estado en los cuales sentar las bases de una nueva visión de la España del futuro.
Todas las demás propuestas, vengan del partido que vengan, y las apoye la ideología que las apoye, son secundarias si no se llega a unos acuerdos básicos entre los grandes partidos para crear un ambiente político creativo, y no separatista. Creo que el camino no pasa por dividir como antaño la sociedad en dos grandes bandos, sino en hacer de la diversidad nuestro punto de encuentro, basándonos en grandes pactos, en buenas propuestas y en la fuerza que ejercemos como nación sólida.